26.8.10

100 ROSTROS PARA VALIDAR LA ESCENA: EL SENDERO DE UNA PROMESA


Han pasado ya más de dos años y medio desde que surgiera la idea de un espacio colectivo de expresión sin otro objetivo más —puesto que consistía en un deseo personal— que el de reunir muestras del trabajo literario y artístico de no más de diez familiares y amigos cercanos, y darlas a conocer en conjunto. Sin embargo, la fragilidad y las falsas ilusiones de ocurrencias como ésa, me llevaron a rearmar el proyecto (así quise llamarlo: proyecto), a pensarlo mejor, a reconducirlo. Entre noviembre y diciembre del 2007 la idea tomó mejor forma, empecé a buscar más gente y a hacer los preparativos. Sería un blog. Lo más inmediato y accesible. Otro más, para dar a luz el proyecto y arrancar con las primeras publicaciones. Y salió a la luz en enero del 2008, bajo el nombre de TE PROMETO ANARQUÍA, procesión poética desde las fauces de un país en llamas con un header patrocinado por Lu Reinoso, quien también es responsable del logo, incluido ya en la revista pero estrenado oficialmente hoy, para acompañar estas palabras.

 
La idea primordial de este espacio, sus parámetros respecto a la literatura y el arte emergentes en Guatemala, sus matices, su apertura, sus lineamentos en contra de lo convencional y de los obstáculos editoriales, su evolución —el paso de aquel blog personal hacia la revista digital que es ahora—, han sido ya tratados en distintas oportunidades en el transcurso de estos años (→ ver Reseñas, menciones, etc.). La familiaridad de quienes siguen creyendo y apoyando la revista, por suerte, es realmente significativa. La vigencia del concepto central en buena parte de quienes están al pendiente del quehacer local tanto en literatura como en arte, así como en algunos fieles lectores, también es significativa. Ya no hace falta volver a tratar dichos aspectos. Desde la distancia presiento que al mencionar el nombre de la revista, ya sabemos, para beneficio o perjuicio, a lo que nos estamos refiriendo. Eso es más que suficiente. Y si no es así, ¡que los dioses indulten a los que como yo, pecamos de ilusos!


Ahora que la revista ha alcanzado una cifra redonda y cabalística: 100 publicaciones, me gustaría recuperar un comentario que hace ya muchísimo tiempo alguien, llamémosle M, hizo refiriéndose a TPA: “Para que una onda así llegue a un lado y sea válida, necesita credibilidad, fiabilidad, consistencia; lo que está haciendo aquél es una mera intentona”. Por los términos, reconozco que al principio dudé si se estaba refiriendo a lo que pretendía ser una revista o a una entidad bancaria. No obstante, y obviando el tono desdeñoso de erudito en ciernes, me atrevo a decir que quizás no estaba lejos de la verdad. Ser creíble, ser fiable nos provee de validez, de presencia, de trascendencia. Por otro lado, es posible que para M mantener a flote un espacio como el de TPA sea un acto de magia, una cuestión de… ¿minutos?, una buena dosis de maná caído del cielo. Dada mi situación de emigrante, atenúo el hecho de la repercusión que TPA pueda estar teniendo en Guatemala y me aferro, con humildad, al esfuerzo que supone mantenerla con vida, que es igualmente importante.

En esta ágora digital cabemos todos, al que le guste y al que no. Para los que despunten en calidad o para aquellos amantes del elitismo intelectual ya existen otros espacios, pero para oxigenar el sistema (el ambiente, como dirían algunos), es necesario crear espacios en común. Lo que suceda en dichos espacios ya depende de los actores, de su auto-responsabilidad y de su respeto. En un país limitado en oportunidades siempre es importante este tipo de apuestas. (...) Gracias Rafa, por este bello proyecto.

MISHAD ORLANDINI, gestora cultural guatemalteca, fundadora de la Asociación Efecto Bombilla / Effet Ampuole, Francia.


No voy a hablar, por lo tanto, de las invitaciones para publicar jamás respondidas; de las invitaciones para publicar respondidas con efusividad y jamás concretadas; de la negativa de aquellos que piensan que aparecer en la revista es rebajarse y que no vale la pena; de la infravaloración de un espacio que lo único que ha querido hacer es ofrecerse como una alternativa más; de las interpretaciones erradas y los desdenes de una parte del mainstream cultural, literario y periodístico de Guatemala. No, hablemos de credibilidad y de lo demás que muy tajantemente nos señala M en sus palabras. Para ello, sugiero que no nos volquemos en el contenido de la revista, puesto que dicho contenido no le pertenece a nadie más que a cada uno de los publicados. Volquémonos en ellos mismos que, como individuos, han accedido y confiado, a pesar de sus propias maneras de concebir y exponer sus trabajos, y más allá de factores extra-literarios, a aparecer en la revista, incluso cuando hasta la fecha sigan sin verla como tal, como es el caso de algunos. Son sus nombres, pues, y su quehacer literario y/o artístico los factores que considero respaldan y, perdónenme el atrevimiento, otorgan esas características que, según M, no figuraban en el otrora joven proyecto.


Ya es del saber popular que en la última década el panorama de la literatura y el arte joven y emergente en Guatemala se ha hecho notable, en parte, gracias a la labor de un buen número de escritores, poetas, editores, gestores culturales, fotógrafos, pintores, músicos y artistas multidisciplinares. Algunos de ellos, han querido compartir su obra en TPA: tal es el caso de Byron Quiñónez, Pablo Bromo, Eddy Roma, Luis Fernando Alejos, Wingston González, Gabriel Woltke, Edgar Quisquinay, Fernando Ortiz, Gerardo José Sandoval, Leonel Juracán, Alejandro Marré y de los recién debutantes: Vania Vargas, Marco Valerio Reyes, Julio Prado, Germán Albornoz, Luis Méndez Salinas, Mariano Cantoral, José Roberto Leonardo, Alejandro Sandoval, todos ya con publicaciones a sus espaldas, alguno que otro premio y mucha labor cultural, editorial y literaria. Recitales, lecturas y performances, según sé, corren a cargo de Estuardo Mendoza, Lester Oliveros, Edna Sandoval, Marlon Azurdia, Silvia Fortín, Juan Pablo Barrios, Lucía Ochoa Figueroa, Samara Pellecer, incluyendo a algunos de los arriba mencionados. Exposiciones, muestras y trabajo editorial a cargo de Josué Romero, Erick González, Javier Uclés, Paula Rebeca Vargas, Bernardo Euler, Lucía Reinoso, Nancy Morales, Alejandra Barahona, André Gribble, Álvaro Sánchez, Tushte, Héctor Cárdenas y Rudy Girón. Trabajos audiovisuales, radiales y teatrales de Jorge Cabrera, Gustavo Maldonado, Diego Silva, Ángel Elías y Edgar Navarro. Y los que, según mis predicciones, seguramente darán de qué hablar muy pronto: Oswaldo Hernández, Carlos González, Alfonso Huerta, Leslye Tánchez, Juan Pablo Mondragón, Luis Villond, André Chocó, Luis Herrarte, Roberto Wagner, Pedro Martínez, César Ramiro García, Eduardo Castro, entre otros.


Ignoro si este detalle, digamos, ilustrativo y/o estadístico le dirá mucho o poco a quienes como M reclaman algo que a mi parecer esta revista ya tiene. Sea como sea, hoy que hay motivos más para celebrar que para reivindicar, me place hacer extensivo mi agradecimiento a los 100 rostros que han aparecido, a los que están por aparecer (la lista de espera está bien nutrida, hay que decirlo) y a quienes no hayan podido aparecer, pero han estado ahí, asintiendo con sinceros gestos de aprobación y de apoyo. Asimismo, hago pública nuevamente la invitación a escritores, poetas y artistas en general de Guatemala a que consideren la revista como una alternativa para compartir su trabajo y/o promocionarlo. Sin fecha de caducidad, aún, TPA sigue manteniendo su naturaleza y sus criterios. Creciendo, proponiendo, consolidándose. Deseosa de flanquear más barreras y a disposición de quien lo desee.

Si no conociera a alguien nacido en Jocotenango quisiera conocerlo, quisiera conocerlo como si fuera alguien nacido en Macondo o en Barcelona o, incluso, en Lisboa. Gente nacida en Barcelona conozco unos cientos, incluso conozco a gente nacida en Lisboa. Conocer a gente nacida en Macondo será una irrealidad; en cambio, conocer a alguien nacido en Jocotenango es una posibilidad real y feliz. Por eso amo la Anarquía y quiero ser un viajero en Guatemala, no un turista de su poesía, un viajero como lo soy en mi propia Barcelona, un viajero allá y acá, tal vez un poeta en ninguna parte. ¡Vivan los cientos de habitantes de la Anarquía! ¡Larga vida a los tan bien nacidos en Jocotenango!

AGUSTÍN CALVO GALÁN, poeta y escritor catalán, creador de Las Afinidades Electivas, España.

Esto hay que celebrarlo.